martes, diciembre 20, 2005

LAST DAYS: Todo ha quedado en silencio.


"Sucede que hay personas que nacen tan frágiles, tan vulnerables, que sencillamente no tienen armas para defenderse de la vida. Para ellas el mundo invariablemente representa un escarnio y una invasión, sugerente a veces, pateticona siempre."
Pablo Azócar en la novela "Natalia"

Blake escribe la letra de una canción y al hacerlo murmura, se distinguen sólo algunas palabras: Algo-perdido-en ninguna parte-donde nadie puede llegar o algo así. Esas líneas confusas sirven de resumen del argumento de Last Days, de la situación de Blake, ¿de los últimos días de Cobain?. Da lo mismo. Reducir la película a las símilitudes con el líder de Nirvana resulta tan mezquino e irrelevante como entender Elephant sólo como una recreación de la matanza de Columbine. En "Last Days" al igual que en "Elephant" Gus Van Sant hace coquetear a la ficción con el documental con el fin de mostrarnos cómo esta desconstruye, reconstruye,altera, se nutre, acentúa, moldea la realidad y como lo verídico supera cualquier ficción. Ambas cintas hablan de la fragilidad del individuo insertado en un mundo que lo sobrepasa y del angosto límite existente entre ella y la (auto)destrucción.

La mayoría de las peliculas de Gus Van Sant cuentan la historia de personajes en busca de algo, camino a. Pasajeros en tránsito. Los destinos varían: River Phoenix comienza y termina "Mi mundo privado" en una carretera. Matt Damon en "God Will Hunting" sale a cazar su identidad, su futuro y su pareja, convirtiéndose finalmente en "conductor en tránsito." Sean Connery se reconcilia con su pasado y ayuda a su alumno a encontrar su camino, en esa película que no recuerdo el nombre. (Suelo olvidar los nombres de las malas películas)

Ahora, con la menos conocida, pero impresionante "Gerry" (trata de dos amigos que se extravían en el desierto) Van Sant inaugura una inquietante trilogía (junto a "Elephant" y Last Days) de historias de individuos que también transitan, eso sí, esta vez rumbo a la nada, atrapados en dicha dirección.
En las tres, el tiempo se suspende, se relativiza. Las imágenes se congelan, las secuencias se intersectan o reiteran para dar circularidad. El silencio dice cosas, las palabras escasean y el director escoge narrar por medio de relatos paralelos: el acontecer de los diferentes alumnos de la escuela en ELEPHANT, el recorrido de Gerry alternado con el de su amigo y la majestuosidad del lugar en GERRY y si bien en LAST DAYS, la cámara se concentra en un sólo personaje, el músico, se podría decir que se alterna con la intromisión del mundo exterior a su casa. Dicha dualidad la voy a denominar INVASOR-INVADIDO.
En las tres cintas, estos resultan términos complementarios y reversibles, pues en "Elephant" el INVASOR es el sistema social-cultural que representa la escuela y los INVADIDOS la pareja de chicos que le disparan a sus compañeros. Está claro que se intercambian los roles. En "Gerry" Matt Damon y Casey Affleck, suponemos aparecen con la intención de conocer, recorrer, explorar el territorio desértico. Eso es invadirlo, sin embargo, al ser atrapado por el lugar con consecuencias irreparables, la situación se revierte. Pienso que esa película es en si misma una metáfora de todo lo dicho aquí.
En "Last Days" al INVASOR que desencadenó el camuflaje y la posterior rendición del INVADIDO no lo vemos (es tarea del espectador suponerlo), su acción está fuera de campo, en la vida pasada de Blake, quien sabe si en su mente. Vemos a la víctima que dejó el embate, aunque las categorías siguen siendo reversibles, puesto que Blake es invadido-invasor de sí mismo, de su equilibrio.

Jesús no quiere que sea un rayo de Sol
Los rayos de Sol no tienen nada que ver conmigo
No esperes que llore por falsas razones
Que han de morir
No me pidas eso.
No esperes que llore
No esperes que mienta
No esperes que muera de verdad
Kurt Cobain en "Jesús no quiere que sea un rayo de sol"

Como espectadores conocemos la guarida de Blake, acompañamos los últimos días de su completa desconexión, desafiliación, con el resto del mundo. No hay lucha. No hay gritos de auxilio. Sólo un cotidiano encierro en sí mismo, soledad y un abismante silencio. Por lo mismo su interacción con el mundo resulta inútil, puesto que no escucha o mejor dicho, está ausente, tal como escribió:"perdido en un lugar donde nadie puede llegar." Sólo pulula de forma autómata, por esto la llegada del señor de los avisos y de los religiosos están cargadas de ironía y sarcasmo. Notable, en ilustrar su incomunicación y desfase, resulta la secuencia en que enciende la tv y cae al suelo abatido, mientras se transmite un romántico tema de Boys II men y su accionar en la sala de ensayo filmado con un plano desde afuera, donde apenas se logra advertir su figura, a través de la ventana.

Un poco antes del final, Blake canta con desgarro frente a una silla vacía. La imposibilidad de relacionarse, comunicarse con el mundo se vuelve "groseramente" evidente. Advertimos que para el músico, las palabras hace mucho tiempo que se vaciaron de sentido, por tanto las desechó y se sumió en el silencio. En dicha condición, se ha vuelto un preso del mundo, de su vida, de su mente, de su casa, de su cuerpo, y cuando este deja de ser útil para
identificarlo, para sostenerlo, para transmitir sus emociones, para sentir, el paso lógico es desecharlo.
En las manos de Van Sant, la muerte es sinónimo de liberación total. Blake-Cobain, por fin encontró lo que buscaba y decidió seguir su camino. Jamás morir se pareció tanto a renacer.

viernes, diciembre 16, 2005

Poesía en tránsito

"...La poesía huye, a veces, de los libros para anidar extramuros en la calle, en el silencio, en los sueños, en la piel, en los escombros, incluso en la basura..."
Joaquin Sabina.

martes, diciembre 13, 2005

Residencia.

Somos dos perfectos conocidos
en la ciudad mutilada.
Habitantes de su puño cerrado.
Víctimas de su dedo inquisidor.

lunes, diciembre 12, 2005

Confesión propia con palabras ajenas:

Cuando cambié
No pude evitarlo
No fue mi decisión
Nunca esperé
Llegar a aceptarlo
Y en cada evolución, saco raíz

Me estaba acostumbrando
Prefiero estar buscando
Que encontrar

Puedo aprender
No puedo enseñarlo
Nadie lo sabe bien
Si esta es mi fe
No debo probarlo
Y tú no tienes por qué creer

Me estaba acostumbrando

Prefiero estar buscando
Que encontrar

Prefiero estar buscando
Que encontrar.

NADIE LO SABE BIEN de Leo Quinteros.

sábado, diciembre 10, 2005

Querer ser feliz


Un simulacro de elección promesas de satisfacción
No quedan desacuerdos
Y tu mirada nace frente a mi
Como un planeta nuevo
Vuelvo a querer ser feliz

Un bombardeo un infierno más
Los muertos no dejan lugar
El piso está completo
Y tu mirada me hace despertar
Pensar que fue un mal sueño
Vuelvo a querer ser feliz

Leo Quinteros en su disco debut 1A.

miércoles, diciembre 07, 2005

Sin palabras.


No hay palabras que hagan justicia a 5 x 2, pues, como ven, son ineficaces incluso para asignarle su título. Su verdad habita en su silencio, en cada uno de los magistrales planos de Ozon, en la maravillosa banda sonora, en los ojos de sus protagonistas, en el fondo de mí.
En ella:
El comienzo es el final feliz.
No hay más tragedia que el paso del tiempo ni más muertes que la del amor, sin embargo transmite una infinita y profunda tristeza.
No hay heroismo excepto en el intentar.
No hay villano más certero y cruel que la realidad.
No hay peor soledad que la de estar en pareja.
ni peor dolor que la verdad callada.
No hay desborde de emociones salvo las del espectador.

jueves, diciembre 01, 2005

"El rey se muere": This is the end

A mi padre, por las batallas que perdimos juntos y las guerras que ganó en mi nombre.

Siempre pasa. De una u otra forma, el arte se entromete en la vida de uno y nos muestra algunas verdades en el momento preciso. Igual que cuando uno está mal, prende la radio y sintoniza una canción que parece dirigida a lo que sucede, en el mismo día de la última clase, de mi último año de universidad, asisto (esta vez como espectadora) a otro final, pues "El rey se muere."

En la obra, Francisco Melo es el rey Berenguer, pero también es un dictador, un dios, el hombre contemporáneo.¿Son sinónimos?
"El rey se muere" y es en dicha cuenta regresiva donde se ve obligado a enfrentarse a un reino en decadencia debido a sus abusos y excesos, a la soledad del mando, a su vulnerabilidad al darse cuenta que existe algo más grande que la propia voluntad.

"El dictador se muere" y es en dicha cuenta regresiva donde fluctúa entre la confirmación de cada uno de sus actos por la validez de su autoridad y la evidencia de que en su "reino" se cometieron horribles injusticias y atrocidades en manos de su círculo servil y "protector".

"El dios se muere" y es en dicha cuenta regresiva donde advierte la poca obediencia que existe actualmente hacia él, la escasa validez de sus mandatos, todo el poder que poseía y el mal manejo que ha hecho del mismo: "Los mejores han perdido todo convencimiento, en cambio los peores están hinchados de vehemencia, proclama.

"El hombre contemporáneo se muere" y es en dicha cuenta regresiva donde se da cuenta de la fragilidad de la vida, de que no es invencible, de lo que fue, de lo que nunca será, donde se enfrenta a la inevitabilidad de la muerte, al miedo a ser olvidado, a su inevitable deterioro físico, al convencimiento que después no hay nada.

La puesta en escena, dirigida por Felipe Castro, hace una apuesta por entretener, en el sentido corriente de la palabra y en su sentido etimológico: entretener deriva del verbo latino tenere que significa "asir o retener." Para mantener la atención del espectador, el montaje se articula poniendo un fuerte y detenido acento en la atmósfera o en el tono, al estilo expresionista, insertando momentos musicales y tomando agunos elementos de la farsa, como por ejemplo,incidentes y personajes exagerados que simbolizan el elemento rídiculo de la vida.
"El rey se muere" de Ionesco es una pieza que se inscribe dentro del "teatro del absurdo" y como tal, desestima la verosimilitud, puesto que tiene la certeza que ningún realismo puede representar la realidad superficial del hombre, menos sus problemas más profundos y que ninguna de las filosofías existentes puede explicar el dilema del ser humano. Este tipo de teatro adopta el criterio de que la vida carece de sentido y que el hombre debe crear su propia existencia de la nada.

De esta manera, el dilema sin solución al que está enfrentado Berenguer en sus últimos días de vida es que advierte el sin sentido de la misma. Si su existencia nace de la nada, agonizar es un camino de regreso a la nada. Ahora, dicha percepción no es a partir de de una reflexión interna del personaje o una toma de conciencia de tipo existencialista, sino que es gatillada por el inevitable destino, cuyo portavoz es la implacable Reina (Paola Volpato) A medida que transcurre la obra, el inconsciente rey va conociendo por medio de quienes lo rodean de su actual condición. La verdad es enrostrada por la reina y el descreído médico, suavizada por su amante (quien insinua una redención para Berenguer, portando la idea de la trascendencia del ser, más allá de su extinción física), aprovechada por su sirvienta y satirizada por Midled, el vocero del reino.(Alvaro Espinoza) Este último, al relatar humorísticamente las acciones, representa otro postulado del teatro del absurdo: la comunicación es imposible o bien carece de valor. Las palabras no tienen un significado real(un ejemplo extremo son las excusas dadas por el médico con respecto a la violencia y la represión) Por lo mismo, hay en el acontecer de la obra incongruencias, interrupciones, lógicas insensatas y repeticiones, generadas, en su mayoría, por dicho personaje.

De esta forma, como espectadores presenciamos cómo el rey - hombre contemporáneo es arrojado a su destino, empujado por las evidencias al estancamiento del tiempo: "Tengo la sensación de que todo es pasado, un eco de lo que ya sucedió" afirma Berenguer. "Ha perdido y vuelto a ganar las mismas guerras" le aclara el médico. Esa sensación de circularidad, lo somete a un espiral de desesperación y absurdo, en el sentido que le da Sartre a esta denominación: un abismo entre el yo y la experiencia. A eso se refiere el protagonista cuando asegura que sólo los muertos pueden darle consejos sobre cómo enfrentar la muerte, pues son los únicos que realmente saben lo que se siente.
Una vez llegada la hora final, despojado de toda identidad, situado a un paso de la nada eterna y consciente de la Nada anterior, es decir, del absurdo de su existencia ( y de la condición humana, en general) la angustia metafísica se mezcla con la confusión entre sueño y realidad, como si toda su vida hubiese sido una representación y él mismo un personaje que siguió sin conciencia un libreto preestablecido por otro: ¿Las guerras fueron reales? Ojalá que
no, fueron horribles ¿Este castillo fue real?... pregunta temeroso a la Reina que lo guía en el último tramo hacia lo soledad absoluta. Ante las respuestas afirmativas, Berenguer se aferra al único recuerdo puro que queda en su memoria: un vestido azul de mujer.