Para Rocío, que le gusta este film y para ese trozo de su vida que me regala sin esperar nada a cambio.
"El realismo no consiste en saber como son las cosas verdaderas, sino como son verdaderamente las cosas".
Fredric Jameson
Hace unos días atrás, me autocuestionaba sobre los motivos que me llevaron a crear este espacio. Hoy, luego de ver la película "en la cama" escribo sobre ella, porque quiero recordar este momento, pues al fin y al cabo para eso me hice este blog, para fijar momentos, para rebelarme al olvido, para fotografiar con palabras.
"En la cama" fija un momento en la vida de Bruno y Daniela. Dos desconocidos que acaban una fiesta en una pieza de un motel. En ella tienen sexo (obvio) juguetean, se ríen..., pero sobre todo conversan. Sí, dialogan con las palabras, con el cuerpo y en sus mejores momentos: con el silencio.
Emile Benveniste plantea que la existencia del sujeto como posibilidad depende del lenguaje, en el cual el sujeto se anuncia a través del pronombre personal "yo", entonces la existencia del sujeto es linguística y se produce en el acto de habla, en la medida que existe un acto de enunciación, entre un "yo" y un "tú", por lo que existe comunicación. Dicha relación es dialéctica son términos complementarios, reversibles e interdependientes. En el mundo desplegado "en la cama" -que en palabras de sus protagonistas: se acaba al tocar el suelo"- esto es así.
Bruno y Daniela se configuran como sujetos (ante ellos mismos y ante el espectador) a través de dicha dinámica, pero desde la inutilidad de la misma. Es decir, son individuos que COMUNICÁNDOSE MANIFIESTAN LA IMPOSIBILIDAD DE LOGRAR AQUELLO REALMENTE, a diferencia de otras peliculas de parejas conversadoras -como las excelentes Antes del amanecer (y atardecer) de Linklater, claro referente de este film en cuanto al uso del tiempo (es un halago, no una crítica)- en las que el diálogo con un, hasta entonces, desconocido implica una conexión inmediata que lleva a desear conocer en profundidad al otro y por añadidura conocerse mejor a sí mismo. Hecho que vuelve a dicha persona imprescindible. (como es el caso de Mike y Elisa de Paréntesis y Se Arrienda respectivamente.)
La conexión voluntaria a la que aspiran Bruno y Daniela es netamente sexual, las de otro tipo se cuelan inconscientemente, a través del roce de su cuerpo, del cansancio y la desnudez que se confunden con vulnerabilidad, de las grietas de las máscaras que los cubren "en la cama." Metafóricamente Bruno,ante la posible ruptura de un condón, le enrostra a Daniela la ingenuidad inicial diciéndole: "Finalmente de eso se trata el sexo: cosas mías pasan a estar dentro de tí ¿Nadie te contó?" Al escucharlo, Daniela se quiere ir.
"No hubo antes.
No habrá después
Tan sólo durante"
Jorge Drexler en "Durante"
No hay crisis de identidad en Bruno y Daniela, puesto que llegan ahí teniendo plena conciencia de sus circunstancias fuera de la pieza, con lo bueno y malo que eso signifique y con la clara intención de dejarla a un lado "en la cama" hasta antes que amanezca. La orfandad ( entiendáse el desligamiento de ellos con el rol que ocupan en el mundo exterior, en la sociedad, en su familia, en su propia vida...) que les otorga el contexto, es un aliciente al momento de enunciarse espontáneamente como "yo", sin embargo, al transcurrir el tiempo, al constatar la inherente poca confiabilidad de lo dicho, se vuelve un impedimento para conocer al verdadero "tú." y la intromisión repentina del exterior (a través de las llamadas al celular) una evidencia de que dicha libertad es sólo una ilusión.
No son sujetos conflictuados con la concordancia entre lo que se es y lo que se quiere ser de verdad (como es el caso de los protagonistas de Paréntesis y Se Arrienda), pues la pareja de "en la cama" tiene asumidísimo que la línea que distinguía entre ambas, sí es que alguna existió, se borró hace mucho tiempo. Una de las conclusiones a las que no lleva la pelicula es que el individuo ES quien las circunstancias propias y ajenas llevan a ser, formándolo como persona de manera oscilante y siempre en algún nivel, misteriosa. El material esencial y primigenio de dicha constitución está sepultado bajo mil capas de protección. Así, tal como los actores Valenzuela y Lewin son condicionados por el director a limitaciones de espacio y guión, Bruno y Daniela hasta ese momento han estado, condicionados por cómo son verdaderamente las cosas en su vida, en un constante ejercicio de improvisación, construyendo teorías que le ayuden a entender el comportamiento humano, excusas que justifiquen el suyo propio. En definitiva, fabricando armas y armaduras.
En el proceso de ocultamiento/ develación en el cual están inmersos, el correr del tiempo es enemigo, puesto que el Bruno y la Daniela que conocen existen sólo "en la cama", por tanto dicha relación está condenada a la transitoriedad, pero también es un aliado, ya que sin esa condena, no habrían ni las condiciones ni el valor para dejar caer las máscaras y generar vínculos. A los dictámenes del tiempo se someten con resignación, debido a que ambos poseen la certeza de que lo efímero es un constituyente indispensable de todo lo genuino, hermoso o feliz. Por lo mismo todo signo o insinuación de rebeldía hacia lo inevitable, es tomado-especialmente por Daniela- como una ironía cruel y amenazante.
La película de Bize nos enfrenta a la idea de que el paso del tiempo y el conocimiento cotidiano del otro es un irremediable agente corrosivo de la frescura y de la honestidad de la pareja. A la vez que, a partir de ahí nos lanza una serie de preguntas: Es el amor un asunto de magia, impulsos y emoción o como todo, inevitablemente ¿pasa por decisiones racionales tomadas a partir del deber ser y/o el miedo a sufrir? Si es una mezcla de las dos ¿A cuál obedecer? Una vez que tienes una vida hecha, ¿Sigues teniendo el derecho a empezar de cero otra vez?
Las respondes tú. El final- actuado y filmado con una emoción y sutileza pocas veces vista en el cine chileno- es abierto.
PD: Según la teoría sobre el cine que tiene Bruno, yo pertenezco al grupo A: los que van a ver Alta fidelidad y Magnolia (...) y agradezco a Matías Bize y al resto del equipo- todos de impecable desempeño- el poder incluir en dicha lista, sin titubear, una película chilena.