sábado, noviembre 19, 2005

Una pequeña certeza (para una gran duda)

No hay culpables en la tierra de la inconsciencia
ni ciegos en la ciudad de la Luz.
Tampoco hay enemigos en las trincheras
cuando la bandera blanca
la manché con sangre yo

No hay tiempo que no desarme
aquel andamio
en el que construimos
nuestra historia
sin derecho ni revés.

Tampoco en mi memoria hay recuerdos
que se parezcan a mi pasado
ni ejércitos que combatieran en mi nombre
por aquel presente.