lunes, febrero 13, 2006

"Cartas desde Paris": Tejedoras de ilusión


"Si callaras
y dejaras que el silencio
te ayudara a creer."
Álvaro Henríquez en "Recién cansado"

Esta conmovedora película de Julie Bertuccelli nos muestra dos "micromundos", pero sólo uno lo vemos, el otro nos lo leen, pues en "Cartas desde París" las palabras son protagonistas ya sea por presencia u omisión. Un conjunto de ellas escritas en un papel nos permiten conocer a un personaje ausente, Otar, el hijo mayor de una matriarcal familia rusa, que intenta mejorar su suerte en París. A través de la correspondencia, su anciana madre se comunica con él y mantiene viva la esperanza de un futuro mejor. Reunidas en una gran cantidad de libros las palabras son además, testigos de un pasado político-familiar significativo y doloroso. Albergan los primeros registros de una lucha interminable.
Escribir una carta, relatar un acontecimiento es lo más parecido a crear un cuento sobre uno mismo, en cuanto siempre subyace en la voz un temple de ánimo y escoges que trozos de tu realidad exponer. En este sentido las misivas de Otar no carecen ni de un narrador ni de un potencial lector: su sobrina Ada quien se convierte en los ojos lectores de su abuela. De esta manera el hijo ausente busca su vida en París y la re-crea en las letras. Por tanto, cuando las palabras construyen vida e ilusión, su opuesto: el silencio, parece ser lo más cercano a la muerte y la rendición. De modo que luchar contra él se vuelve un acto de sobrevivencia.
El "micromundo" retratado por las imágenes, paralelamente nos muestra el quehacer cotidiano de la mencionada abuela, su adorada nieta y la madre de esta. Mundo enmarcado en la crisis económica, la circularidad y aridez propia de un país estancado. En los planos-secuencia advertimos las premuras por dinero, la tensa relación entre la anciana y su hija debido a los vicios de una vida entera dedicada a su cuidado y las miradas perdidas en el horizonte de Ada frente a la ventana, en busca de algo que cada vez parece estar más lejos. A pesar de aquello, sus actitudes distan mucho de ser trágicas o rebeldes. Sólo advertimos en ellos: mudas huellas de ideales quebrantados, pequeñas grietas producidas por el silencioso pero arrollador cansancio de la rutina diaria, rastros sutiles de la resignación producida por la constatación de que ya no quedan fuerzas para ir en busca del tiempo perdido.
No quiero contar el final de la película, pero es en el momento en que estos dos mundos se cruzan cuando la aparentemente débil anciana nos da una lección de fortaleza. Con esa entereza que ha ganado siendo miembro ilustre de la casta de los "Imprescindibles", es decir formando parte de aquellos hombres que luchan toda la vida, como diría Brecht. Toda esa experiencia le otorga la sabiduría necesaria para comprender, con inquebrantable esperanza, la vida como una larga carrera de postas, en la cual los equipos están conformados por familias cuyos integrantes se traspasan cada cierto tramo la responsabilidad de trazar un futuro cargando en sus manos la ilusión. En cada relevo, por tanto, habrá siempre una mezcla de amor, dolor, generosidad y vacío por la pérdida. En ese instante las palabras estarán de más, pues hay veces que callar es una gran demostración de amor.

PD: "Cartas..." tuvo un muy fugaz paso por los cines chilenos. Llegó acá porque ganó el premio de la crítíca en Cannes. Ahora está en arriendo. Imperdible.

6 Comments:

Blogger Shaskametic said...

La tendré en cuenta cuando vaya a arrendar algo. Me gusta mucho que te relaciones con el arte: teatro, cine. Que bakán que haya gente como tu, y aprecie las cosas con altura de miras.
Te ganaste un link de mi blog!!.
Nos estamos leyendo Consuelo.

11:05 p. m.  
Blogger consuelo said...

Shaska:
Muchas gracias!
El siguiente comentario lo iba a poner en tu blog, en tu post "Blanco", pero algo raro pasa que no queda. Por si no lo leiste, aqui va:
Leí tu muy preciso comentario de Zucco en Fototech. A mí también me gusto mucho el parlamento de Fdo Gonzalez con Zucco. Tu sabes que para mi el paralelo metafórico entre la vida y el tránsito (de trenes en este caso) es tema. El texto de Koltés es magistral, sería muy bueno conseguirlo... ¿Quién no se ha sentido alguna vez esperando nada o yendo camino a ninguna parte?
De las actuaciones mi favorita es la de Di Girolamo, se apodera de la atmósfera como nadie. De los jóvenes me quedo con Paola Giannini.
Saludos

11:50 p. m.  
Blogger Jorge Saavedra said...

Contar una historia que nos puede agobiar, la secuela necesaria, a través de la vía escrita me parece un deleite. Interesante vuestra recomendación. Habrá que chequearla.
¿Qué podría tener en común la etérea melodía que irradió Cocteau Twins y la sureña ciudad de Valdivia?. Averigualo en mi humilde guarida virtual.

5:47 p. m.  
Blogger Shaskametic said...

Consuelo, mandé un mail a RKO (compañía de Zucco) y me conseguí dos textos: La melancolía del inspector (monólogo de Juan Pablo Ogalde) y el monólogo de Zucco cuando habla por teléfono y confiesa que le gustaría ser un perro.
matt_hardy21@hotmail.com
Agrégame, para mandártelos, si quieres.

9:28 p. m.  
Blogger JC said...

Que lindo lo que escribiste sobre las cartas... la película aún no la veo, cada vez que voy a arrendar la miro, pero, siempre hay otras que me atraen más. Quizás este fin de semana la veo, en estos momentos estoy con ánimo para ver algo así.
Saludos y gracias por la visita.
jc

2:04 a. m.  
Blogger consuelo said...

Me pasó lo mismo. Me demoré en elegirla, esperando tener el estado de ánimo propicio para verla. A primera vista parece ser una película triste, medio depresiva, pero no lo es. Sí es emotiva, pero en el sentido luminoso de la palabra.

Gracias a todos por la visita. Nos estamos leyendo.

7:33 p. m.  

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