viernes, junio 09, 2006

Amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño.*


Noami Watts está acostada en los brazos de Mark Ruffalo y le cuenta que el otro día fue al zoológico con su hija y que se puso a mirar a un  gorila que tomaba su excremento y lo lamía.
- Me hizo llorar,  enfatiza.
- Te dije que era un lugar deprimente, le responde Ruffalo
- Es que parecía tan humano. Como si supiera que está atrapado. ¿Se darán cuenta lo triste que es verlos?
La escena corresponde a la excelente película de John Curran “We don’t live here anymore”  (En Chile titulada “Adulterio”) y en ella, ambos actores interpretan a una pareja de amantes: Edith y Jack,  dos de las puntas del cuarteto de infidelidad entre dos matrimonios muy amigos.     
El diálogo extraído es una metáfora de lo que sucede al ver el filme: los espectadores vemos cómo se desenvuelven, encarcelados en su propia suciedad,    estos cuatro personajes. Con la diferencia de que sus conflictos se ven demasiado reales como para que el sentimiento predominante hacia ellos sea la "tristeza."
El notable guión de "Adulterio" utiliza como dispositivo narrativo la estructura alternada, es decir, el quehacer cotidiano de un matrimonio se muestra alternadamente con la rutina de la otra pareja para reflejar simultaneidad y sobre todo reforzar la comparación entre ambos. De esta manera, vemos el desayuno improvisado, la casa desordenada, poco aseada de Jack y Terry Linden en oposición a la limpieza y  el orden minimalista, friamente organizado de los labores diarios de Hank y Edith Evans. Situación remarcada a través de la dirección de fotografía: el hogar de los Linden es sombrío y con tonalidades oscuras mientras que el de los Evans está siempre iluminado por medio de una luz blanca que refleja frialdad e impersonalidad. Pero las diferencias no se terminan ahí. 
 
Terry (Laura Dern, notable) es relajada en lo doméstico, temperamental, explosiva rayando en lo agresivo y la relación con su marido sufre los vaivenes propios de ese modo de ser. Edith (Noami Watts) es suave de carácter y resignada a mantener un matrimonio sin amor pero estable. Jamás discuten, cada uno busca la forma de llenar el vacío: "Si no te amará a ti, tendría que amar a otro. Hank es incapaz de amar a alguien que no sea él mismo " le confiesa a su amante Jack, quien por su parte, está sumido en la culpa de serle infiel a su esposa que lo ama. Su amigo (esposo de Edith) en cambio, separa sin problemas el sexo del amor y piensa que la fidelidad es una utopía.       
Intercalado entre medio de las diferentes secuencias y según el desarrollo del conflicto, podemos ver en primer plano el semáforo de un cruce ferroviario que se ubica en el lugar que viven los personajes (aparentemente un pueblo chico) y en particular, vemos una luz roja junto a la barrera que impide el paso. Claro símbolo del autoimpuesto encierro que viven sus personajes y de lo difícil que les resulta romper con una vida ya armada, por muy falsa que esta sea. Es ahí donde el título en español (Adulterio) resulta menos acertado que el original: "Nosotros ya no vivimos aquí", puesto que muestra personajes que viven una vida que no los satisface, en la que están ausentes pese a la presencia física.  Esta es una cinta donde la infidelidad es sólo un punto de partida para tratar temas más profundos y universales.
"We don`t live here anymore" escudriña en el concepto de matrimonio, entendido como un estilo de vida que se sitúa en la delgada línea que separa la tolerancia de la represión y el acostumbramiento de la felicidad. Donde se pone en cuestionamiento el "para toda la vida" porque los intereses y necesidades de cada cual van cambiando con el tiempo. Pero no es una película que intente ser polémica o que tenga un discurso anti-familiar porque no se dedica a dar lecciones o hacer tesis contra nupciales sino que nos invita a ver desde un lugar privilegiado las contradicciones, los vacíos, las grietas que existen dentro de una relación de pareja. El casarse parece ser el momento en que se deja de amar a la persona por lo que ES para quererla por lo que HACE (en el caso de Terry ser buena dueña de casa) y si eso es insuficiente, es el comienzo del fin. Es el punto de quiebre que hace que se den cuenta que todo lo construido es falso, entonces, sus protagonistas se enfrentan al dolor de tener que tomar decisiones  radicales (puesto que como dice Terry "hasta para cometer adulterio hay que tener moralidad.") en base a sentimientos que nunca son así de tajantes, blanco o negro, amor o odio, pues a veces aquello que alguna vez pareció una virtud en la  convivencia diaria es un defecto.
Es la moralidad, la consecuencia, la valentía de ellos la que está siempre en jaque, porque finalmente el matrimonio es una relación de poder, en el que uno está dominando. Para empezar de cero, desbaratar la mentira y seguir lo que te dice el corazón hay que tener coraje, . Más  si hay hijos de por medio. Los Linden tienen dos hijos: inquietos, cuestionadores, perceptivos. Edith y Hank tienen sólo una niña silenciosa, solitaria con evidentes problemas al momento de sociabilizar con sus pares, es decir, los tres son reflejos del tipo de vida que llevan sus padres. De manera que en la película se postula que ellos son siempre víctimas  que absorben lo que los rodea y por tanto, una razón por la cual luchar. Hacia el final, cuando Jack los toma en brazos cuando están al borde de las rocas, no sólo previene un peligro sino que además, reafirma su rol de padre y asume que no es capaz de bancarse el fracaso de ese proyecto de vida que es su familia. Cuando Edith dice "...me voy porque puedo" quiere decir que en todo este proceso se ha reencontrado con ella misma y sus posibilidades de vivir de verdad, pues se ha cansado de alimentarse del excremento que la rodeaba y abrió la puerta de la jaula. Se dió luz verde.
 
*Verso de Joaquín Sabina en "Amor se llama el juego"

9 Comments:

Blogger minimale said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

3:52 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Excelente artículo, amiga Consuelo,
te felicito.

2:29 p. m.  
Blogger anibal said...

ME SUENA INTERESANTE LA PELICULA,PERO A PROVINCIAS COMO QUE NO LLEGAN ESAS ... EN FIN.

TA BUENO EL ARTICULO SI

SALUDOS

2:23 p. m.  
Blogger Tito Manfred said...

Debo ser sincero: la película no me tinca mucho que digamos, pero la vería sólo porque en ella actúa mi amada Naomí (oh, bella Naomí, cómo olvidar tu infartante beso con la guapa de Laura Elena).
Notable la definición que Sabina hace del amor. Y tan cierta, y tan cierta.

Un abrazo.
The Lobo.

10:52 p. m.  
Blogger JC said...

A pesar de no ser de las películas que me compraría, ésta llegó a mí hace ya unas semanas y, debo confesarlo, me pareció bastante interesante, de pronto escribo algo en estos días de rutinas y ajetreos.
Saludos y gracias por visitar mi rincón.
jc

1:28 a. m.  
Blogger cristobal said...

El tipo de polera blanca y chaqueta verde, no es de mis mejores fotos, pero ahí estoy con mis dos mejores amigos y vale la pena mostrarlos, el de el medio se llama Carlos, y el otro es mauricio, tiene un blog que se llama copa insomne, demas que lo cachay. Gracias por la curisidad aunque ahora me siento en desventaja. chaup

11:18 p. m.  
Blogger Mauricio said...

como siempre tu blog me da ideas cuando no sé qué ver. Lo que dice Cristobal es cierto en la foto estamos los tres. En fin
Saludos

5:08 p. m.  
Blogger Ale said...

para cuando una peli dirigida por Sabina? eh? Fito lo hizo.





PD quería comentar, y como no el film en cuestión...

8:20 p. m.  
Blogger Ale said...

hace pocas horas que, por fin, la vi.
pertenece a ese tipo de películas que prefiere evidenciar problemas más que ofrecer soluciones.
mi primera reacción, entonces, es aburrirme, negarla y cuestionarla (en ese u otro orden). pero después, con el tiempo, llega un momento en que el film aparece en el presente o dentro del pasado propio.
me parece valiente y también peligroso que estas películas nos gusten.
como a muchos, me pasa que siempre llevo algo en mi, de las películas que me gustan, y en algunas circunstancias me convierto en ese personaje (se me complica con el hombre araña, pero trato).
este film nos dice que el amor (el matrimonio) puede ser una jaula y, para colmo, nos muestra lo cotidiano, no usa otras armas, más que lo inevitable de lo cotidiano.
creo que con sólo haberla visto (ser cómplice de la evidencia), ya estamos involucrados dentro de la jaula. ¿y ahora cómo salimos de allí? ¿vamos a la casa de la mamá de la protagonista también? ¿así como hace ella?
no, de ningún modo. el camino hacia la libertad será a nuestra forma, con nuestras armas, o sea, nada más que otro trabajo con el que el increíble hombre araña tendrá que vérselas.

10:27 a. m.  

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