miércoles, septiembre 13, 2006

Caché (Escondido): La ambiguedad de lo real


¿Puede una imagen captar la realidad? Definamos la palabra captar: Percibir por medio de los sentidos. // Recibir, recoger sonidos o imágenes. Si quién registra la banda de sonido e imagen es una cámara de alta definición diseñada para tales fines, lo que vemos al revisar lo grabado ¿es lo que de verdad sucedió? ¿Una exhibición subjetiva de los hechos? ¿Un simulacro de lo real?. Pregunta: ¿Por qué las imágenes de aficionados que se reiteran por estos días de las Torres Gemelas derrumbándose son para todos quienes no estuvimos ahí la oportunidad de ver lo que de verdad sucedió ese 11/9 en NY ?. Respuesta: Porque vivimos en una época en que lo que lo que se ve es lo que es. Ya no sólo la realidad proyecta imágenes sino que también y quizás cada vez con más fuerza, las imágenes construyen realidad. Es en dicho dilema entre la imagen y lo audiovisual, lo vivido y lo re-creado que se enmarca la trama de CACHÉ, la notable última película del director Michael Haneke. Esta cuenta la historia de Georges Laurent (Daniel Auteuil) un respetado intelectual cuya acomodada vida junto a su exitosa mujer (Juliette Binoche) y su hijo se ve alterada por la extraña aparición de unos videos que progresivamente delataran ciertos aspectos desconocidos de su pasado.

Desde el comienzo del filme, Haneke juega con la reflexividad y especularidad de la imagen, al mostrar un plano general de la casa de ambos desde una cámara fija (al modo de las de vigilancia) como si fuera el primer registro que capta el accionar de los personajes cuando lo que en realidad estamos viendo es la pantalla del televisor (cuyo encuadre coincide con el cinematográfico) que miran con curiosidad Georges y Anne para conocer el contenido de la misteriosa cinta que ha aparecido en su puerta. Lo único que nos permite distinguirlo son las líneas propias de Rewind.

En otras palabras, la focalización (lo que ve el espectador) se funde con la ocularización (lo que ve el personaje) y esa ambiguedad de los hechos registrados se mantendrá a lo largo del filme. Es la constatación de la crisis de la imagen en la cual se ha difuminado la distinción entre la ficción y el documento. Así, las imágenes de video se equiparan en calidad y validez a las cinematográficas, las imágenes de la memoria a las de la realidad y las apariencias que originan los prejuicios a las que avalan los juicios. En conjunto, las imagenes narran una historia dentro de la historia y configuran un texto dentro del texto. Es misión del espectador determinar e interpretar la relevancia de cada una de ellas. Haneke se rebela ante la producción de realidad digerida y verdad única que ofrecen los mass media hoy en día y emprende la tarea de demostrar, en palabras de Bazin, que "lo real es ambiguo." Premisa en la que involucra al propio ejercicio del cine de "reconstruir escenas" y montar imágenes. Para ello, filma en su mayoría en plano general desde un ángulo fijo y la temporalidad del relata está dada por el devenir de los personajes sin alteraciones rítmicas. Técnica propia del registro que pretende ser objetivo. Rigurosidad que se pone en tensión al mostrarnos un contenido ambiguo. (Cuando quien capta no es una cámara sino un ojo, lo hace a través de ventanas)

Un profesor decía que la vida consistía en abrir y cerrar puertas; Haneke sin duda adscribe a dicha teoría al articular el relato en la dicotomía del Adentro y del Afuera. Los videos misteriosos registran en un primer momento las entradas y salidas de los dueños de casa, luego el frontis del domicilio de infancia, más tarde el ingreso a un edificio que culmina en la puerta de un dpto... En suma, llegadas y retiradas marcan el accionar de todos los personajes del filme. La lógica del Afuera como representativo de lo extraño, impredescible, peligroso, en oposición al Adentro (hogar) símbolo de intimidad, protección, seguridad es invertida con la aparición sucesiva de las cintas mencionadas. De ahí que el acceso a la casa de los Laurent implique traspasar varias puertas, subir escalas. De ahí que en un momento de abatimiento Georges cierre las cortinas o se niegue a encender la luz o que cuando aislado de la amenaza externa, a solas y desnudo, literal y metafóricamente, combata la amenaza interna de su propia psiquis con pastillas para dormir.

La aparición de las cintas es la violación a ese espacio protegido, pero una vez que el "enemigo" está dentro es una forma de gatillar una indagación interna en la vida pasada de Georges que desencadenará la caída de las máscaras.

El encuadre de las tomas del interior de la casa da cuenta de un entorno compuesto por soportes de re-producción de realidad/ficción: almuerzan entre libreros, ven constantemente televisión, en el living hay espejos como cuadros. En cuanto a dinámica familiar se evidencia muy poca comunicación verbal entre marido y esposa e hijo, sin embargo tienen una constante vida social. Notable son los planos/contraplanos que da cuenta de la primera discusión de la pareja donde ella le pide confianza y que le diga lo que está pensando. Auteuil impenetrable. Binoche con angustia contenida y a sus espaldas un espejo que refleja un estante. Escena que termina con un portazo de Anne. Resulta significativo además, que nunca se quiebren emocionalmente estando juntos y que cuando a Georges se le pregunta por el estado de su esposa responda "Bien" como formalidad social y se refiera a su trabajo como editora.

A medida que advertimos las grietas de esta armonía, nos damos cuenta que otro tema que aborda la película es cuanto pesa en el mundo contemporáneo la imagen que una persona proyecta, ya sea por su apariencia, por su trabajo o por lo que se dice de ella. Estereotipos, imágenes que elevan o hunden a una persona. Haneke (director y guionista) expone a Georges no sólo al juicio de los espectadores de cine sino también, dentro de la diégesis, al de los espectadores que ven su programa cultural de T.V. Constantemente en la historia se alude a sus fans y él en un minuto deberá hacerse cargo del lado negativo de tener esa imagen exitosa. Otros que deben cargar con el peso de su apariencia y los prejuicios racistas vinculados a su origen son unos tipos argelinos que se ven involucrados en el caso.

CACHÉ es también una película sobre los mecanismos de defensa en el amplio sentido del término. Sobre la memoria (que no es más que un montaje de imágenes) y la culpa. Sobre los lugares donde la escondemos para poder seguir viviendo, pero ¿Se puede esconder realmente? El lugar más resguardado es el inconsciente y es por eso que esta película finalmente trata del viaje obligado de un individuo hacia sus recuerdos más recónditos y conflictivos. Accedemos a ellos por medio del sueño del protagonista. Son las pistas que tenemos para acercanos a la verdad de los hechos. Ahora: ¿Es una imagen extraída de un sueño una pista confiable. Según el director austríaco tanto o nada como lo son las que reproducen los noticiarios. Las imágenes oníricas tienen el mismo tratamiento compositivo que las de las realidad. Eludiendo así, Haneke y Christian Berger (notable a cargo de la fotografía) cualquier lógica simbólica del tipo: ensoñación = nebulosidad, violencia= oscuridad...Más bien, todo lo contrario: las secuencias del sueño ostentan de mucha luminosidad; en contraposición a las escenas al interior de la casa que son cada vez más lùgubres. En ese sentido, es extraordinaria la secuencia en que Georges "se confiesa" ante Anne en la habitación en penumbra (le ha pedido a ella que no prenda la luz, último intento de mantener la máscara). Desde un ángulo fijo vemos Auteuil que relata sentado a modo de confesionario y de pie la silueta de Binoche lo escucha...

Los hechos del pasado que recuerda Laurent son aquellos que constituyen una identidad para siempre, esos que definen la forma en que te relacionas(arás) con quienes te rodean. De manera que lo más aterrorizante para Georges (y para el hombre en general) no es que espien su vida sino que le demuestren en su cara sus limitaciones y fantasmas. Lo desiquilibrante es constatar que se pueden evadir vivencias pero no desaparecerlas y asumir que ninguna burbuja que construya para vivir en paz, por perfecta que parezca, es invulnerable porque la mayor amenaza a esa estabilidad reside en su propia mente que lo hace ver (y creer) lo que quiere ver(y creer).

CACHÉ es un bocado exquisito para cinéfilos y un plato, quizás, demasiado contundente para el espectador de improviso, pero para todos será una pelicula con miles de texturas develadas y por revelar. La invitación está hecha.

viernes, septiembre 08, 2006

Maldita percepción


Verás mi perturbación voluntaria
elevada, rasgando nubes.
Verás tus rosas sangrientas
dibujando astros
en mi mente.
Un juego ilícito en las altas esferas de la distracción,
cadenas oxidadas a la pintura realista que exhiben tus labios.

Veneras el dolor de la piratería del alma
Mi alma, fantasmas dorados.

Maldita percepción.

Si debo lamer tu sombra,
limpiarla y estrujarla
prefiero una canción
ansiosa y cruel
como la que respiras.